miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA GABY NORMA ARROSTITO

"YO NO COLABORO NI ME RINDO"

La conocí en la sede del club Banfield, en el 72, sin saber que era ella. Ese día, el Pato Galmarini, la Gaby y yo tomamos un café. En aquel momento había decidido irme del país. Estaba por embarcarme, pero el Pato insistió tanto para que me quedara y comenzara a militar que desista de mi idea original. Y comencé a trabajar con ella, era su chofer, nos veíamos cada vez que ella lo indicaba. Me pedía que estuviéramos en tal lugar, o en una reunión de UBRE (Unidad Básica Revolucionaria), cuando necesitaba tal coche yo se lo conseguía.
Era una persona especial, de gran sencillez y de una gran fortaleza. Cuando evaluaba determinada situación y no estaba de acuerdo en tal o cual cosa con sectores de la Orga, se enfrentaba sin dudarlo, sola o no.
Corría el año de las tomas de hospitales y otras instituciones, en esa oportunidad, nosotros tomamos el Estévez, porque habíamos localizado casos concretos de corrupción entre el director del instituto y los proveedores, además del maltrato que sufrían las internas. La Gaby participó de esa toma y para esa época me regaló un revólver que perdí cuando me exilié. También me regaló una campera que siempre usaba. Hoy, si tuviera que retratarla a través de una fotografía lo haría con esa campera de cuero que siempre llevaba.
Yo trabajaba en una pileta que se encontraba en la calle San Eduardo, cerca de Pasco. Gaby apareció una vez y charlamos mucho. Yo la escuchaba con tanta admiración aunque dijera cosas superficiales. Era tan especial que no necesitaba figurar ni ocupar cargos de importancia, simplemente tenía una sincera sensibilidad por el dolor ajeno y eso la impulsaba.
Durante la “Operación retorno”, ella tenía una responsabilidad, así que estuvo en Ezeiza donde recibió una herida de bala, por lo que la llevaron al hospital. La Orga, previendo que algo podía ocurrir en Ezeiza, destinó varias ambulancias en la zona. Yo manejaba una de ellas, así que con la ambulancia la saqué del hospital.
La Gaby no tenía un domicilio fijo. Algunas veces alquilaba, otras compartía la vivienda con los compañeros como la gorda Alicia de Almirante Brown, a quien quería mucho, con nosotros en Avellaneda, con la negra Cecilia, esposa del Colorado. Una vez me pidió que le alquilara una casa en Pasco. Aunque también solía ir a Budge, porque le gustaba quedarse allá.
Era muy recta. Recuerdo una vez que debía hacer tres postas, pero como el chofer de la Coca-Cola era un tipo simpático, lo llevamos con nosotros, le dimos de comer, jugamos al póker. Cuando la Gaby se enterró, se enojó y nos retó.
Yo estaba de acuerdo con la lucha que se estaba llevando a cabo, pero lo hacía desde un lugar sin elaborar, sin respetar las reglas del juego que internamente debía haber. Yo no cuidaba la forma, no tenía compartimentos secretos y en realidad había que tenerlos por seguridad de todos. Conocí lugares y personas con responsabilidad de otras zonas que no debía conocer
A pesar de todo, durante la dictadura seguí activando. No paraba en un lugar fijo, estaba en la costa, en la zona sur, en varios lados
Yo pienso que si tuviera que volver a nacer, elegiría vivir las mismas situaciones, con algunas modificaciones. Agradezco a Dios haber conocido a la Gaby, al Topo.
Y qué decir de Norma Arrostito, la Gaby,… que ella supera el tiempo, pasará a la historia, porque fue una persona que entregó su vida por sus ideales
Comanche (militante montonero)

Ella era jefa de la U.B. de combate de Lomas de Zamora. Como persona era una excelente compañera, militarmente era un cuadro muy importante. Yo tuve la suerte de hacer cursos de entrenamiento con ella.
Después de mayo de 1973, tomó los recaudos necesarios, nunca bajó la guardia; por seguridad no visitaba a su familia. Mantuvo una actitud abierta y bondadosa con los compañeros, tanto que en Lomas de Zamora recalaban la gente de izquierda, donde podían estar cómodos, a pesar de que ella no era crítica de la organización.
Se manejaba con mucha ductilidad y cuando te citaba, la veías venir con ruleros y una bolsa de feria. Ni imaginar lo que llevaba en la bolsa. Nadie la miraba dos veces, pasaba desapercibida totalmente. Muy querida por todos los compañeros. Si bien hubo muchos combatientes, ninguno de la envergadura de ella.
Era nuestra responsable, y al principio no sabíamos quién era, hasta que la vimos en el escenario de un acto. Se cuidaba en resguardar su identidad. Era una gran compañera, al igual que Daniel Gómez (Daniel Goldberg), quien cayó combatiendo en La Plata.
Cierto día del año 1974, Gaby nos contó:” No saben lo que me pasó anoche. Yo estaba acostada y en ese momento se detuvo un auto y se cerraron con un golpe las cuatro puertas. Pensé que se trataba de los milicos, por lo que agarré la ametralladora que estaba debajo de mi almohada, monté el block, tomé la granada que tenía en la mesa de luz, la puse en el mueblecito Me asomé por la ventana (dormía vestida) y vi que la policía venía a buscar a unos pibes de la casa de al lado por una cuestión de drogas”
El Topo, otro compañero, la escuchaba atentamente y le preguntó si dormía con la ametralladora y la pistola. Ella lo miró y le contestó:”La pistola la llevo en la cintura”
Su arma personal era una Walter B38, un arma alemana de la segunda guerra mundial, de las mejores pistolas que se hicieron.
Todos nos quedamos en silencio. Yo dormía con todo cerca. Ella estaba muy preparada. Para agarrarla viva tuvieron que hacer un operativo muy importante, no era fácil de atrapar.
Ella quería mucho a la U.B Capuano Martínez, ubicada detrás del Frigorífico Pedró, porque Capuano Martínez (1) había sido su amigo, asesinado en Barracas. Inclusive, ellos estuvieron viviendo cerca de la U.B., en Córdoba y Capitán Rojas. Gaby visitaba la U.B. como alguien de la J.P. de Almirante Brown, porque también estaba a cargo de esa zona.
Cierta vez se llevaba a cabo un evento al que fue. El compañero a cargo de la organización le dice:”Che, vos vení, hacé esto, lo otro”. Roberto, el colorado, (secretario de Turner), conociendo la identidad de Gaby, le pide al compañero que no la moleste y éste le responde que como la vio parada sin hacer nada, le ordenó que ayudara.
Gaby lo hizo callar al Colorado y se puso a trabajar junto a los demás. Ella era muy dulce, suave, para nada soberbia, pero con muchos dotes de mando. Su experiencia era militar, no en el trabajo de masas.
Norma Arrostito estaba viviendo en Banfield cuando la secuestraron. El ejército dice que la mató, sin embargo sobrevivientes de la E.S.M.A-, afirman haberla visto allí. La torturaron más que al resto de los detenidos y no colaboró, ni habló. La mantuvieron viva como un trofeo, la mataron cuando la consideraron irrecuperable.
Lito (militante de la J.P.)
A 30 AÑOS DE SU ASESINATO
El asesinato de Ramus y, especialmente, el de Abal Medina golpearon a Arrostito. "Estuvo muy mal porque no solamente era la muerte de Fernando, una cuestión de pareja sino que era un golpe muy fuerte a la organización", explica Canizo. Sin embargo, la certeza de que la lucha que se había emprendido continuaba y más fuerte aún, volvió a ponerla de pie. "Cuando yo la reencuentro, compruebo que sigue con la firmeza de siempre y consustanciada con el proyecto de su militancia, de su lucha". Arrostito seguía a pesar del dolor "cargándose la primavera", como canta Joan Manuel Serrat. "Cayéndose y volviéndose a levantar, la montonera".
Llegó el fin de la autoproclamada Revolución Argentina, el luche y vuelve estaba dando sus frutos. “En los años 71, 72 y 73- que era la época en la que estaba muy fresco lo de Aramburu- yo me encontraba en la pizzería Las carabelas de Lomas con ella. Y puedo asegurar que el que la quería reconocer, la podía reconocer porque estaba con su pelito de siempre. Era una persona sencilla y prolija”, afirma Canizo. Para esa época, Arrostito ya estaba desempeñándose en la columna sur de Montoneros, tal como apunta: “Ella comienza a trabajar con la gente de zona sur antes de la euforia camporista”. Sin embargo la “primavera” fue más efímera que nunca. Al tiempo, las persecuciones se agudizaron y la noche se volvió infranqueable. Los desencuentros con Juan Domingo Perón y el asedio lanzado a la izquierda peronista devolvieron a Montoneros a la noche, una noche que se presumía y se comprobó muy larga.
Corría el año 76. Las caídas de militantes se daban por doquier. Pero el 3 de diciembre los titulares daban un anuncio escalofriante. Los principales diarios argentinos destacaban ese día en sus primeras planas que una de las líderes de la organización revolucionaria Montoneros, Norma Arrostito, había sido "muerta durante un procedimiento" en el partido bonaerense de Lomas de Zamora. Nada parecía contradecir la información de la que se hacían eco los matutinos. Un parte militar proveía datos precisos: "El Comando de la Zona 1 informa que como resultado de las operaciones de lucha contra la subversión en desarrollo, fuerzas legales llevaron a cabo una operación el día 2 de diciembre, a las 21 horas, en (Manuel) Castro y Larrea, de la localidad de Lomas de Zamora. En esa oportunidad fue abatida la delincuente subversiva Esther Norma Arrostito de Roitvan, alias Norma, alias Gaby, una de las fundadoras y cabecillas de la banda autodenominada Montoneros." Al igual que la revista Gente, casi ninguno de los diarios argentinos se privó de festejar las "hazañas" logradas en ese mes por las "fuerzas legales". La Razón, se jactaba de los "golpes a la subversión"; La Opinión se enorgullecía: "Algo huele mejor en la Argentina". Elisa Tokar explica también el operativo que era casi moneda común para los marinos: "Ellos pensaban que probablemente con el tema de la picana, Norma iba a delatar. Entonces, mejor tenerla por muerta para que los otros, los que pudiesen caer, estén tranquilos porque estaba muerta y no iba a poder cantar nada. Era una maniobra militar. Pero ella los cagó: no delató absolutamente nada. Gaby se empastilló, ellos le sacan la pastilla. Ella tenía otra pastilla en el corpiño, se toma la otra pastilla en enfermería y ellos se la vuelven a sacar. Le dan sin asco, pero no cantó nada". Con el cianuro, Arrostito intentaba obtener una última victoria sobre la barbarie. Había pasado más de un año desde que los diarios anunciaron que Norma Arrostito había sido "abatida" en Lomas de Zamora. Fueron largos meses desde que una patota de la Armada la secuestrara en una cita en la Capital Federal. El cautiverio tenía que llegar a su fin. "Creo que la decisión de ejecutar a Gaby estuvo desde el momento en que la secuestran. En el caso de ella, la decisión era que no iba a sobrevivir", afirma Daleo. Desde que la Marina "chupó" a Arrostito no dejó de jactarse frente a las otras fuerzas de su hazaña. "Había visitas guiadas y parte del tours del horror era mostrar compañeros de relevancia, sobre todo en el caso de Gaby", apunta Graciela Daleo. Arrostito no era una prisionera más: era probablemente la guerrillera más conocida y estigmatizada de la Argentina. Además, era todo un emblema para los militantes que estaban secuestrados en la Escuela de Mecánica, a quien se la mostraban- cual trofeo de guerra- para minar sus resistencias.
"Era una persona que para los represores era casi una pieza de caza, un trofeo importante porque había sido la fundadora de Montoneros por su participación en el secuestro y ejecución de Aramburu, una tipa que era una militante, una revolucionaria", tal como la define Daleo. "El represor decide muchas cosas sobre las personas de los compañeros, no todas, por suerte. Porque el espacio de libertad que Gaby conservó para decidir su conducta, eso permaneció". A 30 años de su asesinato, aún parece resonar como mandato, como legado, como imperativo: "Yo no colaboro ni me rindo".

Bertoia, Luciana (Anred). La fogata.org, "A 30 años de su asesinato. Norma Arrostito, la guerrillera"

1) Carlos Capuano Martínez, estudiante de arquitectura, se inició políticamente en la Juventud Estudiantil Católica. Fue uno de los fundadores de Montoneros, murió a manos de la Policía en Barracas, en agosto de 1972.

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